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Del dolor a la Gracia

Después de dos años de batallar con muchas cosas difíciles en mi vida, entre ellas una depresión con síndrome de ansiedad y enfrentar la idea de ser mamá soltera porque el progenitor de mi hijo no respondió por él ni me ayudó en lo más mínimo, simplemente desapareció de nuestras vidas. Sí, así como lo estás leyendo, imagínate la encrucijada en la que me encontraba en ese tiempo. Pero, con todo eso, como una oveja perdida y lejos del Padre, Él decidió buscarme una vez más, decidió recordarme que sin Él nada soy, pero con Él todo lo puedo.

Empezó conmigo un proceso largo y lento, pero poderoso, y te cuento todo esto para que comprendas la antesala a lo que Dios tenía planeado para mí. Dios me dio las fuerzas para orar, para leer su Palabra, porque en medio de las crisis, créeme, no me daban ganas de nada; mi mente estaba dispersa, físicamente tenía un agotamiento extremo, estaba siendo por primera vez mamá y no la estaba pasando nada bien, aunque me hubiese gustado que no fuese así. Pero mi hijo también fue una de las razones por las que sentí que debía buscar ayuda, y la mejor ayuda proviene del Cielo. Mi hijo necesitaba una mamá restaurada y sana. Dios empezó a rodearme de personas maravillosas, incluso conté con el gran apoyo de mi familia, pero también con el apoyo de personas que yo llamé enviados de Dios.

Dios hizo cosas maravillosas conmigo, principalmente en el área espiritual. Me levantó como una mujer de oración, fui liberada y totalmente sana de la depresión y la ansiedad, y me dio nuevas fuerzas, no solo físicas, sino también fuerza mental para enfrentar la maternidad. Pero yo sentía que aún había áreas de mi vida que necesitaban ser restauradas, que necesitaban ser sanadas. No me sentía como una mujer productiva, y pensaba que todos mis sueños ya no se iban a poder cumplir.

Pero este año 2024 Dios me sorprendió indudablemente con una Palabra (2 Samuel 9) que me seguía. Lo digo así porque, en verdad, esa Palabra me seguía por todas partes. Incluso hay una canción que habla de esa historia y Dios empezó a abordarme de esa manera. Yo veía esta palabra hasta en las redes, me llegaban prédicas de la misma palabra, y dije: «Señor, Tú me estás enviando un mensaje y captaste mi atención». Y empecé a orar y a preguntarle qué era eso que me quería decir. Cuando empecé a leer esta palabra entendí que lo que Él me estaba diciendo era que había llegado la hora de salir de Lodebar. Lloré mucho al recordar todo lo que había tenido que pasar, al saber que fui muy privilegiada de poder contar con la bondad de Dios, que me sacó y me libró de la muerte.

En esta historia de la Biblia, cuando miramos la condición en que se encontraba Mefiboset, sin esperanza, tullido de sus piernas, sin poder hacer mucho y viviendo en Lodebar, que significa tierra de sufrimiento y dolor; pero llegó el día que ni siquiera Mefiboset esperaba, en que el Rey se acordó de él, en que fue invitado a la mesa del Rey, y no solo él sino toda su familia.

Entonces el rey David envió a sus oficiales a Lodebar para buscar al hijo de Jonatán en la casa de Maquir hijo de Amiel.  Mefiboset hijo de Jonatán y nieto de Saúl, fue a donde estaba David y se postró rostro en tierra frente a él. David le dijo: —¿Eres tú Mefiboset? Mefiboset le respondió: —Sí señor, a las órdenes de Su Majestad. David le dijo: —No temas. Yo quiero beneficiarte en memoria de tu papá Jonatán. Te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl, y siempre podrás sentarte a mi mesa.  

2 Samuel 9: 5-7

Lee muy bien esto, querida amiga, porque así como lo hizo conmigo, lo va a hacer contigo. El Rey de gloria te está llamando para que te sientes en su mesa, y allí vas a experimentar sus delicias, allí vas a contar con su bendición. En la mesa del Rey vas a ver con tus propios ojos la abundancia en todas las áreas de tu vida, vas a ser restaurada, vas a ser productiva con esos dones y talentos. Ya no serás más olvidada ni te sentirás sola, ya no serás más despreciada ni serás más anónima. Tu opinión será tenida en cuenta, y lo mejor aún es que tu familia y tus hijos van a gozar de esa mesa.

Llegó el tiempo de salir de Lodebar, donde creías que no había nada más para ti, donde los sueños son borrados y desechados. Dios va a restituirte y todo lo que habías perdido te será devuelto el doble. Tus sueños, tus dones, tus talentos, Dios te va a usar como nunca y te va a mostrar su Poder y su bondad. Serás una mujer productiva, y podrás incluso ser bendición para tu familia y para muchos otros. Alabado sea el nombre de Jesús porque de ahora en adelante serás testigo de su amor y de su

Así Mefiboset se sentaba a la mesa de David como si fuera uno de los hijos del rey.  Mefiboset tenía un hijo llamado Mica. Toda la familia de Siba estaba al servicio de Mefiboset  en Jerusalén. Tullido de ambos pies, Mefiboset se sentaba a la mesa del rey todos los días.

2 Samuel 9: 11

Espero que lo que te cuento sea de bendición para tu vida

con amor,

Nadia Rios

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